Entrevista Nieves Herrero Eva Rancho La Provincia 7 Noviembre 2013
Honestidad, positividad y cercanía. La periodista Nieves Herrero firmó ayer en El Corte Inglés de la capital grancanaria ejemplares de su primera novela histórica, Lo que escondían sus ojos, que narra el romance adúltero entre la marquesa de Llanzol y el cuñadísimo de Franco, y el nacimiento de su hija ilegítima Carmen Díez de Rivera, la musa de la Transición. La verdad acabó destapándose cuando Carmen se enamora de su hermanastro Ramón, sin saberlo, y quiere casarse con él.
Nieves Herrero
Periodista y autora de la novela ‘Lo que escondían sus ojos’
“Hablo de la España más glamurosa, la otra mitad se moría de hambre”
Eva Rancho
LA PROVINCIA / LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 7 Noviembre 2013
¿Cree que si la madre de Carmen Díez de Rivera, la marquesa de Llanzol (Sonsoles), no le hubiera confesado que el hombre del que estaba enamorada su hija era su hermanastro, al final habría salido la verdad que escondían sus ojos igualmente?
No. Carmen decide confesar la verdad de su vida, justo a punto de morirse, con 57 años, y entonces en ese momento es cuando los demás sabemos todo. Sí que se sabía en esa aristocracia que realmente la marquesa de Llanzol había tenido un affaire con Serrano Súñer, ministro de Relaciones Exteriores, pero no se sabía mucho más. Pero sí que en los círculos más cercanos a Serrano y a Franco se sabía que había nacido una hija fruto de ese amor. Pero no había trascendido. Ni tan siquiera a los hijos de los amantes, les llegó esto, porque si no, evidentemente no hubieran tenido esta relación afectiva. Que lo comunicara, realmente sorprendió.
Parece ser que el marido de la marquesa, Francisco de Paula Díez de Rivera, marqués de Llanzol, conocía su adulterio. Prefería ser un ‘venao’ que romper con ella. ¿Por qué cree que la tapó?
Creo que lo que realmente ocurre es que es un caballero, porque podía haber repudiado a su mujer, y en aquellos años 40 hubiera sido muy grave para ella. Estaba absolutamente enamorado de ella, le llevaba 25 años, la mimaba, y no sólo perdonó el romance con Súñer, sino que da sus apellidos a la niña que nace de ese amor y la quiere como a una más de sus hijos. Carmen dice que ella era el ojito derecho de su padre. El acto de generosidad que hizo con su mujer y con su hija, para mí, es lo que le hace moralmente grande en toda esa historia.
¿Quizás otra razón para no romper con ella fue por miedo a enfrentarse al franquismo puro y duro?
En aquellos años separarse era imposible, pero podía haber vivido de otra manera, pero él siempre estuvo al lado de su mujer, y al final Sonsoles llegó a decirle a su hija que no se obsesionara con una relación, porque al final la pasión desaparece y un hombre es igual a otro hombre. Creo que ella se dio cuenta de que a lo mejor ese amor tan apasionado por Serrano no la condujo a ningún lado, que le trajo más dolores de cabeza que otra cosa. Al fina, ella acabó sus días con su marido. Yo creo que al final había un poco de despecho.
Carmen se refería a su madre como ‘Cruela de Vil’, nunca la perdonó. La relación fue de mal en peor e incluso la echó de casa a su vuelta de África. ¿Carmen sufrió depresión de joven por el drama familiar?
Sí, sufrió tal depresión que se metió en un convento de monjas de clausura en Ávila. Se salió porque no tenía vocación y se fue de voluntaria a Costa de Marfil. Cuando regresó, trabajó en distintos despachos, volvió a su casa de toda la vida, y su madre la echó. Ella nunca perdonó que su madre siempre fomentó la relación con el hijo de Serrano Súñer: primero la amistad de niños y jóvenes también, quizás para ella seguir viendo a Serrano. Pero lo que no esperaba es que se enamoraran. No creo que fuera tan Cruela de Vil, sino que se volvió loca por un hombre muy influyente.
¿Durante cuánto tiempo se estuvieron viendo?
En 1940 se enamoran, y la relación dura hasta el año 55. Están juntos hasta el 42 de forma intensa, que entonces nadie sabe que son amantes. Pero a partir de ese año, ya es más difícil, se tienen que ver junto a sus cónyuges. Se siguieron amando, y lo corta Serrano definitivamente en el 55. Pero sitúo la novela en tres años, 40, 41, 42, hasta que nace la niña, que entonces se separan bastante, se produce la hecatombe de Serrano Súñer y le destituyen.
¿Por eso Franco le apartó de la carrera política?
No por eso exactamente. Eso influyó. Hubo un desencuentro previo, unos sucesos en [la Basílica de] Begoña [1942] donde murieron dos personas y achacaron a varios falangistas esas muertes. Y hay una crisis de gobierno y van a suspender a dos ministros. En la misa cuando unos requetés rodean a unos falangistas, que tenían bombas en la mano, y ellos dicen que las soltaron. Hay quien dice que murió una persona, dos… o nadie. Dos ministros que estaban allí dijeron que en realidad eran los falangistas que habían intentado atentar contra el gobierno. Se les hace un juicio sumarísimo, condenados a pena de muerte por Franco. A uno, se le levanta esa condena, porque había ido y regresado herido de la División Azul, pero al otro [Juan José Domínguez], un hombre muy activo en la universidad, le matan. Serrano Súñer pide constantemente que le conmuten la pena, que no tenían intención de atentar, que se vieron acorralados y se defendieron. Entonces Luis Carrero Blanco dijo a Franco: ‘si usted no cesa a su cuñado, pensarán que quien gobierna en España es él y no usted’. Le cesaron. Serrano dice que el motivo fueron los sucesos de Begoña, pero en cambio los historiadores dan mucha importancia al nacimiento de esta niña, porque su cese se produce a los tres días.
A principios de este año el periodista y escritor Manuel Vicent publicó el libro El azar de la mujer rubia, sobre la musa de ese periodo sociopolítico, Carmen Díez de Rivera, y su papel como mediadora en la arena política española, entre el Rey y Suárez, y también con Carrillo. ¿Lo ha leído?
Sí, buenísimo. Es una crónica novelada de la Transición. No tenía nada que ver con mi novela, donde Carmen es una excusa para que ella hable de sus padres, pero ella es la que abre y la que cierra la novela, que tiene tres finales: el de mis protagonistas, la marquesa y Serrano, el de Carmen Díez de Rivera, y un ‘qué fue de…’ de cada uno de los personajes. Creo que Carmen es realmente la víctima de este amor loco, apasionado y prohibido.
“No creo que su madre fuera tan ‘Cruela de Vil’, sino que se volvió loca por un hombre muy influyente”
“La generosidad del marqués de Llanzol con su mujer y con su hija es lo que le hace moralmente grande”
Pese a pertenecer a la aristocracia, Carmen acaba metida en el CDS y al final recala en el PSOE. ¿Lo considera como un acto de rebeldía?
Sí, toda su vida fue rebelde, contra su destino, contra sus progenitores se posicionó a la izquierda, ya que eran monárquicos, conservadores. Toda su vida nadó a la contra. Y todo parte de esa noticia que le dieron un 28 de diciembre, Día de los Inocentes, a punto de cumplir los 18 años, cuando su tía y un sacerdote le dicen que no se puede casar con Ramón Serrano. Jamás olvidó al amor de su vida, jamás se casó. La marcó para siempre.
¿Cómo van las ventas del libro?
Van muy bien. En un mes hemos llegado a los 50.000 ejemplares a tres ediciones. Es maravilloso. Se ha producido lo que yo he buscado durante cinco libros: dedicarme a escribir. Yo empecé en el periodismo por eso y ahora consigo mi sueño. He contado una historia de amor. Hasta ahora se contaba la guerra civil, la posguerra, pero no cómo vivió esa aristocracia de aquellos años. Eso es la novedad, he hablado de la época más glamurosa de España, de gente que vivía muy bien, cuando el resto de la otra España vivía en la miseria, en las cárceles, moría de hambre.
Cambiando totalmente de tema, Miguel Ricart, el único juzgado y sentenciado por el asesinato de las niñas de Alcàsser en 1992, puede que sea excarcelado en breve bajo el amparo de la anulación de la doctrina Parot por Estrasburgo. ¿Cuál es su postura respecto a este tema y a los reclusos etarras?
Hay una sentencia de Estrasburgo. Creo que aunque diga esto, es verdad que estamos en Europa y hay que seguir lo que dice ese tribunal, pero creo luego que hay casos y casos. El Supremo está estudiando si se aplica a todos o no, porque hay 51 etarras que quieren su excarcelación. Primero, sería prudente, esperaría, pero si me tengo que posicionar, a pesar de ser abogada (acabé hace 3 años), me posiciono al lado de las víctimas, no tengo duda. Aplicar una retroactividad como es la Doctrina Parot a casos puntuales, sólo se entiende desde España, porque en España hemos sufrido muchísimo el azote de ETA y de unos asesinos en serie, que no puede ser que a partir del segundo asesinato, resulta que salga gratis.
La periodista Ana Pastor dijo una vez que “sin periodistas, no hay periodismo”. 4.800 periodistas fueron despedidos el pasado año, según la Federación de Asociaciones de Periodistas Españoles (FAPE). ¿Qué aconsejaría a los jóvenes que empiezan en esta profesión?
Que la crisis no les pare. Si son vocacionales, tienen que seguir el dictado de su corazón. El momento que está pasando el periodismo es el más duro que yo he vivido en toda mi trayectoria. Pero aun así, hay salidas, Internet, abriendo muchas posibilidades a profesionales, el autoempleo, que abras tu propio periódico, blog, tu propia publicidad, conocer idiomas y seguir preparándote.