Últimos gritos de consuelo Granca Khimki Final Eurocup Eva Rancho La Provincia 25 Abril 2015.pdf
Los partidos de baloncesto siempre brindan una sinfonía de contrastes. Anoche en el Gran Canaria Arena la afición isleña brindó vítores que retumbaron hasta el final, pero también silencios de respeto para que los hombres de Aíto metieran desde personal, y de asombro ante la soberanía del Khimki.
Últimos gritos de consuelo
La marea amarilla abraza al Granca hasta el final frente al Khimki pese al demoledor 66-91
Eva Rancho
LA PROVINCIA / LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 25 Abril 2015
“¡Gran-Canaria-Gran-Canariaaa!”. Éste fue uno de los últimos gritos de consuelo con el que la marea amarilla abrazó anoche al Herbalife Gran Canaria frente al Khimki ruso. Unos aplausos de despedida del partido de ida tras el pitido final, conscientes de que sólo un milagro puede hacer que remonte un 66-91 y traer desde Moscú el cetro de la Eurocup hasta la vitrina isleña. Con mucho orgullo la afición pidió a los hombres de Aíto que salieran a la pista pese al demoledor marcador. “¡Oé-amarillo-oé-oé- Oé-amarillo-oé-oé!”, vitoreaban desde el graderío. Y el combinado claretiano dio la cara en el centro para aplaudir a su gente, a esos 9.865 aficionados que abarrotaron el Gran Canaria Arena para alentar a su equipo.
“¡Esto-sí-que-es-un peazo-equipo!”, cantaban al unísono los espectadores al término del encuentro. Esas 21 victorias claretianas de 22 partidos en esta competición continental no quedaron empañadas por este revés moscovita. Los hombres de Aíto García Reneses resistieron el frenético ritmo de los artificieros de Rimas Kurtinaitis y estratosférica calidad durante los tres primeros cuartos, hasta que el cuerpo y la mente dijeron basta. Remontar era misión imposible, pero acortar distancias entraba aún en el parqué. Los amarillos acariciaron la igualada tras el tercer cuarto, con un 54-59, pero los obuses rusos disparados desde la línea de 6,75 metros por Vyaltsev, Monia y Rice, hicieron mella en el Granca y los de Aíto perdieron fuelle del mismo modo que la hinchada local, que ya comenzaba a desinflarse. Tan sólo podían contemplar los últimos 10 minutos deslumbrados y resignados ante la aplastante superioridad del enemigo ruso. El BC Khimki no se doblegaba, llegaba fresco, entero, y los aficionados del Granca miraban maravillados su rápida circulación de balón como un sputnik.
Sinfonía de contrastes
Los partidos de baloncesto siempre tienen una sinfonía de contrastes: mucho ruido, pero también silencios. “Sí-se-puede-sí-se-puede!” fue el cántico que abrió la noche, un sonido atronador al más puro estilo infierno turco o griego. Pitidos, vítores, aplausos, que retumbaban en el feudo amarillo y que intentaban estallar los oídos y la concentración de los jugadores rusos en sus posesiones.
Si bien rugía, también la marea amarilla se calmaba y guardaba un respetuoso silencio cada vez que los hombres de Aíto lanzaban desde la línea de personal, para que se concentraran mucho más en cada punto vital. Canasta a canasta, minuto a minuto. Sin duda una muestra del sentido de responsabilidad de la afición ante lo que estaba en juego. No podía faltar Malaguita en la velada histórica, silbato y bocina en mano, uno de esos miles y miles de aficionados del Herbalife Gran Canaria que sintieron anoche los colores de su equipo más que nunca. Los componentes de la banda Guayedra se hicieron de rogar, a falta de cinco minutos del inicio del choque tomaron posiciones, pero no pararon de tirar del carro en los 40 minutos, incluso cuando el desánimo entró en juego.
Los decibelios del pabellón descendieron al caer en la cuenta de la superioridad rusa
“¡Esto sí que es, un ‘peazo’ equipo!”, vitorearon los hinchas grancanarios al final
Arrancaba la segunda mitad con ímpetu de nuevo en la grada, aún la esperanza tenía hueco en el electrónico con 33-40. Se acortaban las distancias con un equipo de otra galaxia, pero los decibelios del pabellón descendieron al caer en la cuenta de la destreza de los moscovitas con la pelota. Ese audímetro volvió a registrar una subida de euforia en la afición del Granca, en momentos puntuales, con los triples de Kuric y el alley-oop que Bellas sirvió en bandeja a O’Leary para machacar el aro.
Sin embargo, estrellas rusas como los norteamericanos Rice y Augustine (exjugador claretiano) entre otros, no tuvieron piedad y enmudecieron a la hinchada local. El parcial final del último cuarto 12-32 que firmaron acabó de hundir al cuadro amarillo. El choque empezó con un “¡Sí-se-puede!”, pero la velada se cerró con realismo. “No se puede, no se puede”.
Siempre en mente y corazón
No sólo el calor de los 9.865 aficionados abrigó anoche a los hombres de Aíto, sino también el de leyendas del baloncesto que defendieron la camiseta claretiana en épocas pasadas. El electrónico del Gran Canaria Arena proyectó en el descanso el vídeo Soñamos amarillo, que contenía los mensajes de aliento de jugadores como Mario Fernández, Berni Hernández, Roberto Guerra, Spencer Nelson, Marcus Norris, Willie Jones, Jim Moran y, en especial, el de Sitapha Savané, uno de los más vitoreados. “Siempre en mente y corazón, Vamos Grancaaa!”, exclamó el pívot senegalés del Joventut, uno de los más queridos por la afición isleña, que militó desde 2004 hasta 2012 en el Granca. El primero que abrió la cinta fue el base Mario Fernández, que jugó en el cuadro claretiano entre 2006 y 2009, procedente del CAI Zaragoza y curtido en la cantera del FC Barcelona. La hinchada amarilla dedicó una fuerte ovación al exbase Berni, uno de los artífices del ascenso del Granca a la ACB en 1995, y al alero estadounidense Jim Moran, que entregó una década de su vida deportiva al club isleño (2001-2011). E.R.