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Nadal, a un paso de su octava gloria parisina
Supera a Djokovic en un encuentro igualado que se decidió en un 5º set de infarto (6-4, 3-6, 6-1, 6-7 y 9- 7). El domingo: final española donde Rafa puede hacer historia.
Eva Rancho
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 7 Junio 2013
Sólo las grandes raquetas brindan partidos sublimes como éste: el pundonor y la constancia de Rafa contra un Nole en apuros. Más de cuatro horas y media de un tira y afloja por ambas partes. Nadal saltó al templo de la Philippe Chatrier embalado a por el serbio con 6-4. Se recuperó Djokovic en la segunda manga igualando el encuentro. Pero le duró poco la alegría al balcánico, pues el heptacampeón del Roland sacó de nuevo su mejor tenis apuntándose el tercer set.
Aunque cometió más errores no forzados (75), puso de nuevo contra las cuerdas a un Rafa cada vez más alejado de la línea y cuyos golpes se quedaban a mitad de pista y a la altura de la cintura de Nole. Aún así, Nadal pudo cerrar el partido en este cuarto set con un 5-4 y un 30-15 a su favor. Pero el primer saque sigue siendo su asignatura pendiente y un flojo segundo servicio facilitó que el número uno, afincado en Montecarlo, se metiera en la pista con su resto para llevarse el cuarto set en un tie-break aplastante. Pero es llamativo lo poco acertado que estuvo con cuatro smashes claros durante el partido.
Y el definitivo quinto set llegó. En la mente de Nadal todavía pesaba esa oportunidad de haberlo zanjado, y en sus piernas, el cansancio de un rally intenso de golpes. No acababa de minar las fuerzas del serbio con liftados que topaban con la red. Se veía a un Novak más agresivo, llevando la iniciativa del punto y moviendo a Rafa de un lado al otro de la pista. Los espectadores de la Central y de medio mundo vieron más cerca el 4-1 de Nole que el 3-2 del mallorquì. Sufrió e hizo sufrir, pero Nadal remontó, luchó cada punto para igualar a 4 juegos después de un peloteo interminable e impacientar a un rival que en estos últimos años le había bloqueado mentalmente, sobre todo después del Open de Australia y Montecarlo.
Momento clave fue cuando Novak tocó la red en un remate a placer antes de que la bola botara por segunda vez en campo contrario. De poco valieron sus protestas al veterano juez Pascal, pues el punto subió al marcador de Rafa. Y aquí se vino arriba ganando su servicio, y sacando ese banana shot paralelo y ajustado a la línea, marca de la casa de un gran campeón. Sin tie-break en el último set, ambos titanes (así bautizados por la prensa francesa en la previa) se aferraban a su saque hasta que Nadal rompió el poderoso servicio de Djokovic y se llevó el partido con un 9-7.
El público francés se rindió al español. La sonrisa de Nadal lo decía todo: alcanzar por octava vez en su carrera la final de la arcilla del Garros. Ni Lendl, Sampras o Federer conquistaron tantas veces un mismo torneo. Lleno de garra, sacrificio y humildad, tras una grave lesión, pocos podían vaticinar hace un año una vuelta a las pistas tan estratosférica: Indian Wells, Madrid, Roma y… el domingo, el cielo de París. Que tiemble Vilas y… con el permiso de “Ferru”.