Reportaje Miguelo Betancor Más allá del arbitraje Eva Rancho La Provincia 22 Abril 2015.pdf
Miguelo Betancor, excolegiado internacional grancanario, impartió en 2008 un curso de formación para árbitros en el BC Khimki / La inteligencia emocional, uno de los cimientos
Eva Rancho
LA PROVINCIA / LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 17 Julio 2015
Arbitrar un partido de baloncesto de la máxima competición va más allá de sostener un silbato y pitar una falta personal, pasos, dobles o tres segundos en la zona. La gestión de las emociones también entran en juego. Miguelo Betancor, toda una institución en el arbitraje canario, nacional e internacional, lo sabe muy bien. En la élite durante más de 35 años para poner orden dentro de la cancha, el excolegiado isleño, en su etapa como directivo arbitral de FIBA Europa, impartió en 2008-2009 un curso de formación para árbitros rusos en el BC Khimki, último escollo del Granca para besar el cielo de la Eurocup.
La importancia de la constante formación arbitral, la inteligencia emocional, la gestión de la comunicación y la interpretación del reglamento fueron los principales cimientos de este seminario, impulsado por la Federación Rusa de Baloncesto, a través de su jefe de árbitros, Sergey Fomin, y por la entidad moscovita, ante la necesidad de implantar un nuevo modelo de formación para los colegiados, con la filosofía europea como espejo. El propio Betancor, el entonces coordinador de deportes de FIBA Europa, Richard Stokes, y otros instructores internacionales, como el polaco Krzysztof Koralewski, impartieron el curso a jóvenes talentos y árbitros consagrados.
Dentro de la pista los colegiados están en medio de un fuego cruzado, no sólo de los dos combinados de baloncesto enfrentados, sino de sus respectivas hinchadas. Por eso la calidad humana y la educación emocional centraron gran parte de este seminario del Centro de Formación de Árbitros Rusos. “El deporte es un lugar de conflictos. Todo el mundo quiere ganar y en medio está el árbitro. Es difícil mantener la cabeza fría, primero eres persona y luego árbitro, nace de ti, y sin tu formación, ¿cómo vas a controlar las emociones ante insultos, sino te controlas a ti mismo?”, explica Miguelo. La meta final era encauzar un gran programa de formación en toda Rusia. En sus inicios Miguelo ayudó a exportarlo de alguna manera a otras partes del país, como San Petersburgo, Siberia y Moscú, donde FIBA Europa envió instructores para continuar con ese vínculo internacional, pero debido a diversas circunstancias políticas, el proyecto no llegó a explotar.
Miguelo presenció el nacimiento, el 5 de enero de 1997, y la profesionalización del BC Khimki, cuyo afán de superación y ambición atraparon la atención del exárbitro grancanario. “Era un club que no sólo invertía dinero, sino también en la formación de los jugadores. Es muy profesional y no se conforma con participar, sino conseguir grandes retos, y ve el baloncesto como una vía de desarrollo para Rusia”, comenta Miguelo.
El excolegiado internacional grancanario experimentó en su propia piel lo que es pitar una gran final. Ocurrió en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, entre Estados Unidos y Yugoslavia, un choque que le sirvió para echar la vista atrás y hacer balance de todo su recorrido profesional. “Te han dado la final, pero qué placer ha sido, no sólo por la final en sí misma, sino por haber vivido y luchado tanto para llegar hasta ahí: el sacrificio, las derrotas, las victorias, las ilusiones y las desilusiones”, subraya.
En las aulas
En 2004 Miguelo anunció su retirada definitiva de las canchas, con su último pitido en la Final Four de FIBA Europa y el Kazán ruso como anfitrión (última víctima del Granca en la Eurocup). Es doctorado en Psicopedagogía y en la actualidad es catedrático de Teoría e Historia de la Educación en la Facultad de Formación del Profesorado, e imparte clases de Historia de la Educación Física y el Deporte, en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la ULPGC, desde finales de los 80.
“La final de la Eurocup está abierta”
Las casas de apuestas echan humo en los días previos al choque de ida de la final de la Eurocup este viernes en el Gran Canaria Arena, donde el equipo claretiano puede sorprender a media Europa si consigue barrer de la pista al todopoderoso BC Khimki ruso. “Si fuera un simple análisis frío, sólo con presupuesto económico, la victoria estaría del lado del Khimki, pero como el baloncesto se juega con un balón que hay que meter por un aro, todo eso lo llevan personas, jugadores y entrenadores, por lo tanto, la final está abierta”, opina Miguelo. De igual modo que la Copa Ronchetti conquistada por las chicas del Sandra en 1999, la final de este viernes “significará todo” para la Isla. “El deporte es el mejor vehículo de socialización. Ahora nos van a conocer por el baloncesto, más allá del sol y la playa”, afirma. El barrio capitalino de San Roque vio nacer a Miguelo hace 57 años y la Isla entera fue testigo de su crecimiento como árbitro. Su nombre también aparece en la historia del conjunto amarillo, pues jugó como juvenil federado del Claret. E. R.